Hay seres



Hay seres que exteriormente se nos parecen, que caminan a veces por la calle cerca nuestro, pero entre ellos y nosotros hay un abismo.
Si por casualidad, en una tarde fría e inhóspita, nos cruzáramos con ellos, los miraríamos con curiosidad, por sernos posiblemente atractivos. Pero si por un por un accidente llegáramos a encontrarnos con su mirada, quitaríamos con horror rápidamente nuestra vista de ellos sin pensarlo. Y aún después de hacerlo y de apretar el paso con los cabellos de nuestros brazos y nuca crispados, desearíamos no ser los únicos que caminaron ese día a su lado.
Claro que, luego de habernos alejado de aquella esquina y de aquel ser, lo olvidaríamos por completo, avergonzados con nosotros mismos, incapaces de recordar qué clase de mirada era esa.
Seguiríamos nuestro camino evitando como siempre mirar al otro ser, al que dormía esa tarde apoyado contra una puerta clausurada, tapado de trapos. Sólo que esta vez sabríamos el motivo deliberado por el cual evitamos aquel rincón orinado, aquella figura vagamente humana, de color gris.
No tendríamos idea de nuestra reacción absurda hacía la otra imagen, en realidad bella, de otro modo frágil, tan posiblemente encantadora, alguien que nunca tocaremos, ni remotamente conoceremos.

Comentarios

Entradas populares